La verdadera amistad
Érase una vez, en un bosque lejano, en donde las flores con sus bellos colores llenos de vida adornan los alrededores, los árboles tocan el cielo y el viento sopla cálidamente, acompañado de la melodía del cantar de las aves.
En este lugar vivía un pequeño lobo, quien a pesar de su
bondad, nadie quería ser su amigo, pues le tenían miedo con su simple aspecto.
Un día soleado decidió ir en busca de alguien que aceptara
su amistad. Cuando iba caminando, se encontró a una ardilla que estaba tratando
de abrir una nuez, golpeándola contra la corteza de un árbol y luego con una
piedra.
Al encontrar la oportunidad, se acercó a la ardilla
mostrando su mejor sonrisa, sin embargo no tardó ni cinco segundos cuando la
ardilla, al ver los enormes colmillos del pequeño lobo, subió a toda velocidad
el árbol para ponerse a salva de su presunto depredador.
Al darse cuenta de la reacción que tuvo la ardilla, temía
que sucediera lo mismo con el resto de los animales que encontraría en su
camino. Debido a esto, estuvo a punto de darse por vencido y regresar, pero después
de pensarlo bien, miró de frente y de manera positiva continuó.
Durante su camino encontró varios animales, pero estos
también escaparon cuando el lobo se acercaba a ellos.
Después de una hora de ardua búsqueda y sintiéndose el
animal más menospreciado del bosque, se acercó a su último intento de conseguir
un amigo, este se trataba de un zorrillo que estaba cantando mientras olía las
flores. Pero en el momento en que se acercó y al ser visto por este, en esta
ocasión fue el lobo quien retrocedió.
El zorrillo en vez de huir, miró con tristeza como el
pequeño lobo cristalizaba sus ojos y dejaba correr algunas lágrimas.
Al sentir lástima por el lobo, camino hacia él y le
preguntó:
-¿Por qué lloras? ¿Te lastimaste?
El lobo sorprendido, al ver que el zorrillo no escapó como
el resto de los animales, le respondió:
-Nadie quiere ser mi amigo, me tienen miedo.
-No estés triste, te comprendo, yo tampoco tengo amigos.
-Pero si tú eres muy bonito.
-Es mi olor, les desagrada, todos huyen cuando me ven cerca... por
eso me gustaría ser tu amigo.
Al escuchar las sinceras palabras del zorrillo, el lobo
limpió sus lágrimas y dibujó una gran sonrisa. Desde ese momento, el lobo
finalmente hizo un amigo de verdad.
Fin
Por: Britania Robles
Fin
Por: Britania Robles